Hoy vamos a platicar en torno a la traducción literaria. Esperamos que este artículo sea de su agrado.
Quizá uno de los servicios de traducción más complejos es aquel que se ocupa de traducir las obras de la literatura. Esto se debe a que las traducciones no son realizadas en la mayoría de las veces por los mismos autores. Por supuesto habrá que imaginarse la imposibilidad de un autor para dominar “n” número de idiomas para re-escribir sus textos.
Actualmente los servicios de traducción se llevan a cabo por profesionales de toda índole: traductores “per-se”, ingenieros, filósofos, hombres de negocio, médicos, antropólogos, y un larguísimo etcétera. La formación traductora está principalmente enfocada en los tecnicismos necesarios para pasar ideas, frases, conceptos y palabras de un idioma a otro. Pero evidentemente la formación de las instituciones no se encarga de desarrollar un talento literario o artístico que sería indispensable para poder traducir novelas, ensayos cuentos o cualquier otro tipo de producción literaria.
Hablando de forma realista, solo los autores deberían re-escribir sus obras en los idiomas ajenos a ellos, ¿porqué decimos esto? sencillamente porque solo cada autor conoce y sabe exactamente las emociones que desea transmitir mediante su escritura. Porque ellos han decidido utilizar palabras específicas según sus gustos, apegos y preferencias (cada uno de nosotros contamos con nuestras palabras favoritas, ¿cierto?) Porque los escritores saben cuando escriben un concepto pero en realidad tal concepto tiene un doble sentido o infiere un segundo concepto “entre líneas”.
¿Y qué sucede cuando los autores ya han muerto y se deben traducir sus escritos? Uno de los recursos de los traductores consiste en preguntarles directamente a los escritores lo que quieren decir cuando sus ideas no son claras (al menos para el traductor). Así que cuando el autor no está ya presente, el profesional a cargo de la traducción deberá prepararse más, leer más, tratar de comprender más en relación al autor para así resolver los pasajes al momento de re-escribirlos en otro idioma.
Gracias a la traducción literaria todos los lectores del planeta tenemos acceso desde a los grandes clásicos griegos, a las novelas policiacas de moda o a los ensayos polémicos escritos en periodos de dictaduras. ¡Pudimos así por ejemplo conocer la historia de Ana Frank y leer El Código Da Vinci!.
Lamentablemente también la traducción literaria favorece la imposición directa o indirecta de censura a temas incómodos para regímenes y sistemas de gobierno. Fácilmente puede alterarse un texto original y modificarse a conveniencia alejándolo radicalmente de las ideas originales de quien lo escribe, triste ¿cierto?. Es práctica común que los grandes autores contemporáneos cuenten con un traductor de cabecera. Autor y traductor establecen una relación amistosa e íntima. El autor comparte aspectos de su vida para permitir una comprensión de su entorno, de sus ideas, de su cultura, de su idiosincrasia y de su cotidianeidad.
¿Has observado que las obras traducidas contienen “Notas del Traductor”? Una nota del traductor consiste en una explicación dirigida a los lectores con el objetivo de hacerle entendible un concepto. Sin este elemento, muchos trabajos serían confusos y no entendibles.
Así que ahora que ya sabes todos estos datos, si tuvieras que traducir una novela mexicana, ¿cuál escogerías y a que idiomas la traducirías?