Los profesionales en el ramo de la traducción oral o verbal usualmente dedican su vida a esta profesión ya sea por personalidad, por comodidad, por nivel de estrés, etcétera. Estos profesionistas tienen una actividad muy distinta al de los que se dedican a la traducción de documentos y es poco común encontrar individuos que tengan la misma preferencia por ambas prácticas. Lo más común es que un intérprete dedique tiempo también a la parte escrita, normalmente por necesidad más que por afinidad, ya que cuando uno es intérprete y se involucra de lleno a esta profesión ¡no la quiere abandonar por nada!
En el caso de aquellos profesionales que se dedican a la traducción de documentos, son muy contados los que deciden interpretar ocasionalmente, ya que la interpretación requiere de un alto nivel de concentración de estrés. Ambos trabajos tienen sus complicaciones, sus ventajas y desventajas.
Hay quienes piensan que un intérprete-traductor se dedica a esta actividad por “hobbie” o como complemento y consideran que “no se puede vivir de esto”. Déjenme decirles que si uno juega bien sus cartas se puede llegar a vivir más que bien de esta profesión. En este medio es importante que uno sea tenaz y luche por darse a conocer, y así poder obtener las oportunidades que se están buscando.
Nuestro gremio demanda tener habilidad para las relaciones públicas y ser extrovertido para irse formando un nombre y una reputación. Cuando una empresa busca nuestros servicios, suele impresionarse al recibir una cotización y a veces opta por elegir la opción más económica sin darse cuenta de que están sacrificando la calidad y profesionalismo del servicio, lo cual a la larga o tal vez a la corta, le traerá desagradables consecuencias.
Existimos personas que estudiamos una carrera y nos especializamos en diversos temas o áreas para poder brindar un servicio de calidad y poder con nuestra habilidad a contribuir con nuestros clientes para marcar la diferencia al querer cerrar un negocio o comunicarse con sus mercados cuando existe una barrera del lenguaje.
Ahora hablemos sobre los tiempos. Un traductor freelance tiene una gran ventaja, (o quizá desventaja, dependiendo desde qué perspectiva se aprecie) porque puede organizar su propia agenda, acomodar sus horarios según sus tiempos de entrega, ajustar su velocidad para traducir, decidir a qué hora le conviene más trabajar y “jugar” con la flexibilidad de su trabajo. Sin embargo, es común que un traductor al trabajar desde casa, trabaje más de lo recomendado y si no sabe organizarse puede verse obligado a trabajar a marchas forzadas y/o durante toda la noche.
En el caso de los intérpretes de conferencias, la ventaja es que hay días en que ellos pueden descansar y días en que tienen sus agendas llenas de eventos. Un evento puede ir desde escasos minutos de trabajo hasta jornadas completas. Ojo: no debemos olvidarnos de que si se trata de un evento con una duración mayor a dos horas, se requerirá de dos intérpretes, ya que ésta es una actividad agotadora y de alta complejidad mental.
Si tuvieras que escoger entre ambas modalidades de traducción, ¿con cuál te quedarías?